jueves, febrero 9

Carta NO publicada por Diario Medico ¿?

Sr. Director
Diario Médico.

En relación con la noticia publicada en su periódico el pasado día 3 de febrero, en la que D. Antonio Caballero manifestaba que no todos en la SEMES están a favor de la creación de la especialidad de urgencias, en mi calidad de Vicepresidente 1º de la SEMES y, por tanto, en representación de la misma quiero hacer una serie de consideraciones para dejar las cosas en su sitio.

En primer lugar, el Dr. Caballero Oliver participó como ponente en las jornadas sobre gestión de los servicios de urgencias organizadas por Diario Médico, en representación de la SEMFYC, sociedad que se caracteriza por su oposición visceral a la especialidad de medicina de urgencias. En cambio, la SEMES, de la que también es socio el Dr. Caballero Oliver pero a la que no representa, tiene en sus puntos programáticos la defensa de la especialidad de urgencias. Pero la diferencia fundamental entre ambas sociedades es que, la SEMES si es representativa de los legítimos intereses profesionales de los médicos que desarrollan su labor asistencial en los distintos servicios de urgencias y emergencias, y la SEMFYC no. En ese sentido, y a pesar de que la SEMES no es monolítica, de lo cual nos felicitamos, porque el debate es enriquecedor, es muchísimo más representativa en urgencias que la SEMFYC en atención primaria. Baste recordar que las otras dos sociedades de atención primaria, la SEMG y la SEMERGEN, sí apoyan la creación de la especialidad de urgencias. Es por eso, que sería más correcto decir que en atención primaria no todos quieren la ACE de urgencias, como defiende la SEMFYC.

Llama la atención que el Dr. Caballero trate de eludir el debate, en la Mesa en la que participaba, sobre cual es el perfil mas adecuado para el médico de urgencias, bajo el argumento de que ese no era el mejor foro, cuando prácticamente todo el público eran médicos de urgencias. ¿Qué foro prefiere. Uno donde no haya médicos de urgencias?. No sé si en ello tenga algo que ver el hecho de que el Dr. Caballero no sea médico de urgencias, ya que su puesto de trabajo principal es el médico de familia de un Centro de Salud de Sevilla, y que sólo de forma coyuntural se sirve de los servicios de urgencias. En cualquier caso, sí refleja la forma en que la SEMFYC pontifica sobre las necesidades e intereses de los verdaderos médicos de urgencias: sin contar con ellos. En cambio, la SEMES sí se posiciona en consonancia con ellos; también aquí, basta recordar la opinión que sobre la especialidad reflejaba la encuesta que al respecto hizo Diario Médico, o los datos que aporta el estudio que, sobre la realidad de las urgencias en España, realizó la Escuela Andaluza de Salud Pública por encargo de la SEMES, para comprobar tal afirmación

No es el momento de repetir los argumentos por los que apostamos por la especialidad, por ser de sobra conocidos, pero sí el de recalcar que ninguna especialidad capacita para atender adecuadamente las necesidades que presentan los pacientes que utilizan “esos servicios” y, desde luego, es muy pretencioso y provinciano decir que la mejor es la Medicina Familiar y Comunitaria. Hasta ahora han sido los profesionales que ejercen en este nivel asistencial, con independencia de su formación previa, los que, con su esfuerzo y entusiasmo personal, se han encargado de adquirir los conocimientos habilidades y competencias que han hecho que la calidad asistencial de los distintos servicios de urgencias, tanto intra como extrahospitalarios, no la discuta nadie, aunque todo sea mejorable. Lo que la SEMES defiende es que esta formación sea reglada, garantizada por la Administración Pública, siguiendo lo previsto en la LOPS, es decir, con una formación troncal -una de cuyas ramas sea la especialidad de medicina de urgencias y emergencias- como único mecanismo que garantice la existencia de un número mínimo de profesionales que haga sostenible, tanto el nivel de calidad que han alcanzado los servicios de urgencias, como los propios servicios, así como la equidad en esta prestación básica para todos los ciudadanos. En el desarrollo de la troncalidad no es imaginable, ni tolerable, que no participen los médicos de urgencias, bien a través de la SEMES o, mejor, a través de la Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina de Urgencias que ha de crearse al efecto.

Por último, recordarle al Dr. Caballero y a la SEMFYC, a la que representa en este debate, que el diálogo no se hace desde los prejuicios ni la defensa de intereses corporativos (parcelas de poder), y mucho menos desde un falso paternalismo. Somos ya mayores, sabemos lo que nos interesa y conocemos la urgencia por dentro. No confundimos problemas laborales con profesionales. Tampoco tenemos “titulitis”. Y, desde luego, las malas condiciones laborales, la sobrecarga asistencial y la escasez de las plantillas, no justifican la oposición a la especialidad y el desarrollo de la ACE, con el argumento de que en esas condiciones no se pude trabajar mucho tiempo. Esas carencias sólo pueden servir para exigir cambios radicales en la organización de estos servicios y mejores condiciones de trabajo. Al contrario, argumentando asi a favor de la ACE sólo serviría para perpetuar esas carencias, ya que unos profesionales con escasa continuidad en su puesto de trabajo no serían los motores del cambio. La mejora de la calidad asistencial precisa de profesionales estables y con posibilidad de desarrollo profesional.

Por todo lo anterior, y concluyendo, el cómo y porqué se posicionan de tal o cual forma los representantes de algunos colectivos profesionales se explica muy bien respondiendo a la máxima latina: qui prodes, muy utilizada en el derecho penal, y que, aquí también, nos puede servir para descubrir el verdadero interese que les mueve a ello.

Salamanca, 4 de febrero de 2006

Tomás Toranzo Cepeda
Vicepresidente 1º de SEMES

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