miércoles, marzo 19


Aramburu: “El mal uso de las Urgencias es pura demagogia"
Francisco Aramburu
mantiene que la mayoría necesita pruebas analíticas o de rayos que no se hacen en los PAC. Explica que presiones políticas ligadas al periodo electoral frenaron la protesta por el retraso de la especialidad

Francisco Aramburu, médico de Urgencias del Complexo Hospitalario de Ourense, es presidente de Semes-Galicia, la sociedad científica que agrupa a los urgenciólogos, y miembro designado por el Ministerio de Educación en la comisión encargada de redactar una especialidad MIR específica para los facultativos de Urgencias y Emergencias. Nueve países de la UE ya la tienen y su ausencia en España, dice, explica los problemas para contratar médicos para estos servicios 24 horas y pone en peligro el "relevo generacional". La media de edad de los profesionales ronda los 45-50 años, "y detrás de nosotros no viene nadie". Los servicios, explica, se nutren de especialistas en Medicina de Familia que están en Urgencias como "temporeros", a la espera de una plaza en su campo. La especialidad era un compromiso de los ministerios de Elena Salgado y Bernat Soria que sería real antes del fin de legislatura. No obstante, las dudas y retrasos de Sanidad llevaron a Semes a organizar una manifestación en Madrid, que se habría celebrado el pasado 16 de febrero, pero que, expone Aramburu, se desconvocó "por motivos electorales" y sin ningún compromiso firme como contrapartida.

_ Cíclicamente se denuncia la saturación de los servicios de Urgencias hospitalarias, ¿qué ocurre?

_ Se está padeciendo una acumulación de enfermos, por encima del aumento de la demanda. Está fallando la Atención Primaria, que sufre un déficit importante de profesionales, y también falla la gestión de las consultas externas. No se están resolviendo como es debido y, lo vemos en Urgencias, esas consultas de primer diagnóstico, el no saber qué le pasa, son las que más angustian al usuario. Otra cosa es el cierre de edificios y plantas. En Ourense se han cerrado 40 camas, y eso es mucho para una población envejecida como la nuestra, que explica que el número de Urgencias que necesita ingreso sea más alto. Los enfermos se almacenan en Urgencias, se crean pasillos en nuestros servicios y aparece una novedad, las unidades de tránsito, en las que el paciente se tira doce horas esperando cama. Esto crea un estrés adicional para el médico de Urgencias: ¿de quién es responsabilidad en caso de que haya un problema? Lo más lógico sería que los pacientes que ingresan tras ser vistos en Urgencias vayan para su planta y sean atendidos por el médico de guardia. Sin embargo, ese enfermo se queda en tierra de nadie, está en Urgencias físicamente, pero ya está ingresado, y en 12, 14, 15 horas no se le pide ninguna prueba ni se adelanta su diagnóstico.

_ ¿La demanda de Urgencias crece al mismo ritmo que la del conjunto de servicios sanitarios?

_ La demanda crece por encima en Urgencias, un 5% cada año. Estamos en un país moderno que demanda inmediatez en el cajero automático, en la peluquería... y también en la atención sanitaria. Es inevitable y yo creo además que se debe dar. Siempre he dicho que esa actitud de la Administración de quitarle fuerza a la presión sobre los servicios de Urgencias diciendo que un 70% de los casos deberían resolverse en Primaria, es pura demagogia. Tenemos estudios que dicen que eso es verdad para un 30% del total, pero el otro 70% precisa al menos de una prueba diagnóstica, de radiología o laboratorio, que no hace en los PAC.

_ ¿Es cierto que los médicos de Urgencias padecen mayores tasas de infarto y enfermedad psiquiátrica?

_ Padecen mucha más adicción a antidepresivos, tranquilizantes o tabaco, relacionadas todas con la enfermedad cardiovascular y psiquiátrica, y trabajan con un nivel de estrés constante. Guardia Civil o Policía Nacional facilitan la jubilación a los 55 años a sus grupos especiales. Nosotros demandamos esas mismas facilidades para la reducción de jornada, en especial la nocturna. La Administración firmó un acuerdo de condiciones laborales en el que se recogen algunas de estas cuestiones. Dijimos que era un acuerdo pionero y nos quitamos el sombrero ante la Consellería, pero se ha quedado en fuegos de artificio porque se está aplicando a criterio de las gerencias, mientras se demora la reunión de la comisión de seguimiento. No hay suficientes profesionales para cumplir la jornada firmada, nos quieren quitar los días de libre disposición y no se concede la libranza de las noches a partir de 50-55 años. Lo que está provocando esto son muchas bajas. En estos momentos hay seis en el hospital de Ourense, la mayoría por cuadros depresivos.

_ La marcha del día 16 de enero para exigir el desbloqueo de la especialidad se desconvocó. ¿Se logró un compromiso renovado de Sanidad?

_ La especialidad era casi una realidad, pero 15 minutos antes de la reunión de la comisión técnica de enero (donde están representadas las comunidades), el Ministerio dio orden a las consejerías del PSOE de que el borrador del real decreto que crea el título se echase para atrás, obedeciendo a las presiones de la Sociedad Española de Medicina Interna, de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria y del modelo de urgencias andaluz, dominado por los intensivistas. Convocamos la manifestación y hubo una importante repercusión mediática, pero en un consejo de dirección de Semes, al que yo no asistí por motivos personales, hubo personas de la sociedad vinculadas al PSOE que intentaron desactivar la marcha por motivos electorales. La subsecretaria de Sanidad, Consuelo Sánchez Naranjo, llegó a decir que como siguiésemos presionando no habría especialidad, ni ahora ni nunca.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=5&idNoticia=277491

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que hemos cometido un grave error del cual nos vamos a arrepentir. Soy de los que piensa que el tiempo se ha agotado. Llevo más de 25 años trabajando en las Urgencias Hospitalaria. Imaginé unas urgencias mejores, en las que los médicos no aprendiésemos a fuerza de equivocarnos, ya que nadie nos ha enseñado nuestro trabajo. Ahora, cuando parecía que todo iba sobre ruedas, nos vemos frenados por unos intereses ocultos, electoralistas diría yo, a cargo de “nuestro Presidente”. No entiendo nada. Un presidente de SEMES, Director de un gran hospital que expedienta a sus médicos, vamos que solo le ha faltado salir en campaña electoral. Murillo, quien te paga. Yo no estoy dispuesto a darte un minuto más. Necesitamos realidades. El PSOE sigue de nuevo en Gobiernos. A que esperamos. Luchemos por lo nuestro.
Urgencias en lucha Ya.

Anónimo dijo...

¡Sí Señor! comulgo 100% con lo dicho por el Dr. Aranburu. Esto es hablar claro y llamar a las cosas por su nombre.

A ver si con esta mentalidad se empiezan a dirigir las cosas hacia donde hace falta, como hace falta y cuando hace falta.

Anónimo dijo...

Se estan haciendo muchas afirmaciones falsas. Por cierto me pregunto: ¿a quien le interesa sembrar la discordia en la Junta Directiva de SEMES? ¿a quien le interesa permitir afirmaciones falsas como las que se hacen? Sin duda a los Médicos de Familia (los de la SEMFyC) ¿Saben quien esta casado con un directivo de Atención Primaria? Pregunten y respondan

Anónimo dijo...

Estimada Sra.(De anónimo a anónimo).

Acusar a quien acusas que ha demostrado con creces con su trabajo, su lucha continua y su dedicación a la especialidad de urgencias demuestra claramente tu perfil manipulador.

No mezcles churras con merinas, que yo tambien voto a tu partido y sé distinguir bien unas cosas de otras.

Enseñanos realmente cuanto has hecho tú por la especialidad, probablemente absolutamente nada, salvo dinamitarla desde el interior.

Mal que nos pese, y aunque comulguemos en nuestras ideas políticas, nos hemos bajado los pantalones por (y lo tengo muy claro) que algunos no habeis sabido distingir siglas políticas y elecciones de reivindicaciones profesionales.

Tu afirmación es un insulto a la cordura, a la lógica y demuestra el grado extremo de manipulación al que se puede llegar. Prfiero pensar eso compañera que llamarte inepta por desconocer la realidad.