¿De quién depende agilizar el proceso para conseguir la Especialidad?
Las Urgencias son una realidad; tanto para el que las trabaja, como para el ciudadano, que acude a ellas para una respuesta. Es más que una realidad. Es una necesidad de la población; y, por lo tanto, la Administración está obligada a ofrecer a los ciudadanos los recursos necesarios, tanto materiales como humanos, para satisfacer esta necesidad. Esto es obvio, y, en mi opinión, ya no merece la pena seguir motivando la necesidad de una Especialidad.
La realidad actual de las Urgencias está, en mayor o menor medida, controlada por la Administración; y además, con mayores o menores dificultades, también le sirve a los ciudadanos, les es de utilidad. También los trabajadores de las Urgencias, hacemos lo que nos gusta, aunque en unas condiciones muy duras, y nos permite vivir de nuestro trabajo. La verdad es que, con muchas dificultades, el día a día en Urgencias se va haciendo: la Administración ofrece el Servicio Público, los ciudadanos acceden a dicho Servicio, y todos sabemos que sólo con mucho más que nuestro esfuerzo a costa de nuestras espaldas, la respuesta llega a ser satisfactoria.
Con este panorama tan general, es posible que la Especialidad la necesitemos más la gente de Urgencias (y no sólo los médicos) que las otras dos patas del banco (administración y ciudadanos). Y ahí también puede estar el problema.
La característica fundamental de la atención sanitaria debe ser la programación de la actividad. La característica fundamental de la atención urgente es la capacidad de respuesta sin programación previa. ¿Qué duda cabe que cuanto más se sepa sobre lo que nos va a llegar, mejor respuesta? Pero también ¿qué duda cabe que cuanto mejor es la respuesta ante situaciones sin posibilidad de programación, también hará aumentar la demanda de atención? O en otras palabras: Cuanto más conozcamos lo que se nos va a consultar, más preparados estaremos para responder. También, toda respuesta adecuada a cualquier consulta inesperada genera más consultas de forma inesperada.
Con todos estos juegos de palabra, lo que quiero decir es que sólo existen dos formas de atención, Programada y Urgente, aunque a veces lo Urgente se programa, y en general lo programable se ve Urgente; y que de momento el sistema funciona.
Con la Especialidad de Urgencias conseguimos un marco de actuación, y todo lo que cabe en ese marco es nuestro territorio. También es cierto que, aquellas situaciones que actualmente vemos en Urgencias, y que no están dentro de ese marco, quedarían fuera de lo estrictamente urgente. El actual equilibrio del sistema se puede perder.
Las condiciones del trabajo en Urgencias son tan inhumanas para el profesional de estas áreas, que hace que veamos la Especialidad como una tabla de salvación, que permita aliviar la extrema dureza del trabajo, actuando sobre la entrada al sistema por exclusión. Esto dota al sistema sanitario de un factor de incertidumbre. Pero, entonces ..., ¿y la Administración?... ¿y los ciudadanos?...
... pues eso que todos hemos pensado: "no es mi problema". Y pensar en eso, precisamente, "es nuestra solución", si estamos dispuestos a seguir haciendo las mismas cosas. Desde este punto de vista creo que se pueden conseguir grandes avances en la Especialidad.
Un cordial saludo.
Federico Sierra Benítez.
Médico de Urgencias.
Las Urgencias son una realidad; tanto para el que las trabaja, como para el ciudadano, que acude a ellas para una respuesta. Es más que una realidad. Es una necesidad de la población; y, por lo tanto, la Administración está obligada a ofrecer a los ciudadanos los recursos necesarios, tanto materiales como humanos, para satisfacer esta necesidad. Esto es obvio, y, en mi opinión, ya no merece la pena seguir motivando la necesidad de una Especialidad.
La realidad actual de las Urgencias está, en mayor o menor medida, controlada por la Administración; y además, con mayores o menores dificultades, también le sirve a los ciudadanos, les es de utilidad. También los trabajadores de las Urgencias, hacemos lo que nos gusta, aunque en unas condiciones muy duras, y nos permite vivir de nuestro trabajo. La verdad es que, con muchas dificultades, el día a día en Urgencias se va haciendo: la Administración ofrece el Servicio Público, los ciudadanos acceden a dicho Servicio, y todos sabemos que sólo con mucho más que nuestro esfuerzo a costa de nuestras espaldas, la respuesta llega a ser satisfactoria.
Con este panorama tan general, es posible que la Especialidad la necesitemos más la gente de Urgencias (y no sólo los médicos) que las otras dos patas del banco (administración y ciudadanos). Y ahí también puede estar el problema.
La característica fundamental de la atención sanitaria debe ser la programación de la actividad. La característica fundamental de la atención urgente es la capacidad de respuesta sin programación previa. ¿Qué duda cabe que cuanto más se sepa sobre lo que nos va a llegar, mejor respuesta? Pero también ¿qué duda cabe que cuanto mejor es la respuesta ante situaciones sin posibilidad de programación, también hará aumentar la demanda de atención? O en otras palabras: Cuanto más conozcamos lo que se nos va a consultar, más preparados estaremos para responder. También, toda respuesta adecuada a cualquier consulta inesperada genera más consultas de forma inesperada.
Con todos estos juegos de palabra, lo que quiero decir es que sólo existen dos formas de atención, Programada y Urgente, aunque a veces lo Urgente se programa, y en general lo programable se ve Urgente; y que de momento el sistema funciona.
Con la Especialidad de Urgencias conseguimos un marco de actuación, y todo lo que cabe en ese marco es nuestro territorio. También es cierto que, aquellas situaciones que actualmente vemos en Urgencias, y que no están dentro de ese marco, quedarían fuera de lo estrictamente urgente. El actual equilibrio del sistema se puede perder.
Las condiciones del trabajo en Urgencias son tan inhumanas para el profesional de estas áreas, que hace que veamos la Especialidad como una tabla de salvación, que permita aliviar la extrema dureza del trabajo, actuando sobre la entrada al sistema por exclusión. Esto dota al sistema sanitario de un factor de incertidumbre. Pero, entonces ..., ¿y la Administración?... ¿y los ciudadanos?...
... pues eso que todos hemos pensado: "no es mi problema". Y pensar en eso, precisamente, "es nuestra solución", si estamos dispuestos a seguir haciendo las mismas cosas. Desde este punto de vista creo que se pueden conseguir grandes avances en la Especialidad.
Un cordial saludo.
Federico Sierra Benítez.
Médico de Urgencias.
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